Candylina

Descubrimos a Candylina una mañana manejando hacia el refugio. Estaba acostada en una esquina de la azotea de una casa del pueblo, donde había vivido 4 largos años. Apenas se podía ver. Su pelito blanco ya era gris y sus rastas eran muestra de que nadie le había prestado atención en mucho tiempo.

Logramos hablar con su dueño, quien accedió a entregarnos a la perrita.

Desde que llegó al refugio, nos enamoramos de ella. Su carácter dulce, cariñoso y tranquilo nos dio la certeza de que, en cuanto ella terminara su protocolo de salud, encontraría un hogar. ¡Y así fue! Después de un merecido corte de pelo, un bañito y tras terminar su protocolo de salud, fue adoptada por una familia hermosa. Esta chiquita hoy goza de un hogar lleno de amor y cuidados. Los años de abandono y soledad en esa azotea quedaron atrás. Encontró una familia responsable que abrió su corazón para cambiarle la vida por completo a un perrito más.